jueves, marzo 16, 2006

Diálogo entre un vendedor de calendarios y un transeunte


"La realidad entera parece haberse hecho irreal como el papel moneda inventado por Mefistófeles, valor ficticio que no trae aparejada ninguna comodidad de nada y que además aliena al individuo, transformando su naturaleza y disolviendola en la fungibilidad del valor de cambio".

«¡Almanaques! ¡Almanaques nuevos! ¡Calendarios nuevos! –¿Almanaques para el año nuevo? –Sí señor. –¿Crees tú que será feliz este año nuevo? –¡Oh! sí señor, seguramente. –¿Como el año pasado? –Mucho, mucho más. –¿Cómo el otro? –Mucho más, señor. –¿Cómo es eso; no te gustaría que el nuevo fuese como cualquiera de los últimos años? –No señor, no me gustaría. –¿Cuántos años van pasando desde que vendes almanaques? –Hace veinte años, señor. –¿A cuál de estos veinte años quisieras tú que se pareciese el año que viene? –¿Yo? No sé decir a usted. –¿No te acuerdas de ningún año en particular que te haya parecido feliz? –No ciertamente, señor. –¿Y sin embargo, la vida es una cosa muy hermosa, no es verdad? –Ya se sabe, –¿No quisieras volver a vivir estos veinte años y aun todo el tiempo que ha trascurrido desde tu nacimiento? –¡Ah! señor, ¡ojala lo quisiera Dios así! –¿Pero si debieras empezar de nuevo tu vida con todos sus placeres y todos sus pesares? –No querría. –¿Y qué otra vida quisieras vivir; la mía, la de un príncipe o la de otro? ¿No te figuras que yo, el príncipe u otro cualquiera, responderíamos como tú, y que nadie consentiría en comenzar la misma vida? –Lo creo. –¿Así, con esta condición, tú no volverías a empezarla? –No señor, no, no quisiera comenzarla otra vez. –¿Qué vida querrías tú, pues? –Quisiera una vida, como Dios me la diera, sin otra condición. –¿Una vida al azar de la cual no se supiera nada de antemano, como no se sabe nada del año nuevo? –Precisamente. –Si, es lo mismo que yo quisiera si fuera preciso volver a vivir; es lo que querría todo el mundo. Esto significa que no ha habido hasta ahora nadie a quien el azar no haya tratado mal. Todos convienen en que la suma de mal ha sido para ellos mayor que la del bien: nadie desearía renacer a condición de volver a empezar la misma vida con todos sus bienes y todos sus males. Esta vida que es una cosa hermosa, no es la vida que se conoce, sino la que no se conoce, no la vida pasada, si no la vida por venir. El año que viene, la suerte comenzará a tratarnos bien a los dos y a todos los demás con nosotros; este será el comienzo de la vida feliz, ¿No es verdad? –Esperémoslo así. –Enséñame el más hermoso de tus almanaques. –Aquí lo tiene Vd., señor, vale treinta sueldos. –Toma los treinta sueldos. –Gracias señor. Hasta la vista. ¡Almanaques! ¡Almanaques nuevos! ¡Calendarios nuevos!»

De Leopardi

El pasado 25 de febrero El Club de los Autonautas cumplió 2 años.

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