martes, enero 31, 2006

Música y seguros


Cada día resalta con mayores relieves, en la historia de la música contemporánea, el nombre de ese extraordinario personaje que se llamó Charles Ives, y murio en 1954, a la edad de ochenta años, envuelto en humos de leyenda. Poco a poco sus obras mayores-las Sinfonías, las Sonatas de Concord, el Paracelso- van surgiendo de la sombra: sus partituras se ejecutan, se graban en disco, se editan. Y su pensamiento, que resultaba confuso, casi ininteligible, para los oyentes de hace treinta años, se nos está revelando como uno de los más originales, más agoreros, más cargados de futuro, que se hayan afirmado en este siglo. Una partitura como la de Paracelso se anticipaba, en el momento de su concepción, sobre creaciones que hoy nos parecen de una sorprendente novedad. George Balanchine montó recientemente con éxito, un ballet sobre composiciones de Charles Ives, que eran calificadas de "caóticas" hace un cuarto de siglo...

Algo contribuyó a situar la figura de Charles Ives en una atmósfera de leyenda: la singularidad de una inteligencia en perpetuo estado de desdoblamiento. Aquel hombre que amaba la música con fervor, que componía por necesidad profunda, no quería escuchar sus propias obras cuando se ejecutaban. Poco tiempo antes de morir consintio excepcionalmente en oír la transmisión radiofónica de una sinfonía suya en un pequeño aparato que se hallaba en la despensa de su casa para solaz de las fámulas de cocina... artista en lo más hondo de su sensibilidad, Charles Ives fue un formidable hombre de negocios, que se cuenta entre los precursores del seguro científicamente concebido... Como nos cuentan Henry y Sydney Cowell, sus biógrafos:

En 1907 se asoció con un compañero de oficina, y fundó su propia compañía de seguros. Pronto la firma Ives y Mirick se volvió la compañia más importante, en su genero, de los Estados unidos, y obtenía, cada año, beneficios astronómicos... El interés que sentía Charles Ives por el hombre cotidiano lo llevó a desarrollar nuevas modalidades del seguro, dando facilidades a los compradores de pólizas modestas, al alcance de todos, en vez de favorecer el negocio de pólizas importantes, reservadas a las personas pudientes. Daba cursos de preparación a los agentes de su compañía, que se entrenaban, de acuerdo con sus directivas, a convencer al cliente de que cada hombre tiene el deber moral de pensar en lo que dejará a los suyos. Expresados en términos de una filosofía trascendentalista, sus discursos sonaban de muy rara manera en Wall Street, pero tuvieron un éxito prodigioso: las compañias de seguros modernas tienen hoy, por principios básicos, los que Charles Ives defendía a principios de siglo...

Creo que este caso de un músico asegurador, precursor del atonalismo y negociante, autor de sinfonías y magnate de Wall Street, artista y businessman, filósofo emersoniano y creador de pólizas populares, resulta algo único, sin precedente conocido, en la historia del arte de los sonidos.

Artículo de Alejo Carpentier en El Nacional, Caracas, 29 de Febrero de 1956

lunes, enero 30, 2006

Optimismo

Cuenta Borges, que no pasa un día sin que usemos la palabra optimismo, que fue acuñada por Voltaire contra Leibniz que había demostrado (a despecho del Eclesiastés y con el beneplácito de la Iglesia) que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Voltaire muy razonablemente, negó esa exorbitante opinión. (En buena lógica, bastaría una sola pesadilla o un solo cáncer para anularla).

martes, enero 24, 2006

Mmm...¡¡Galletas!!




Un personaje de televisión popularizó la expresión y el gusto por las galletas. Su nombre Triki. Este teleñeco fomentaba el consumo de galletas entre los mas pequeños y los no tan pequeños. Hoy día creo que han sustituido las galletas por un sanwiches vegetal o una manzana para prevenir la obesidad infantil. Triki perdio toda la gracia.
Personalmente me gustan las maria, las chiquilin, las campurrianas, las napoliatanas; las unto con mantequilla, las mojo en leche y me saben a gloria; las como a media mañana, por la tarde, por la noche, mmm...¡galletas!.
Hay sin embargo unas galletas que no me gustan nada, las cookies (informáticas), que sin embargo le encantan a Bush(nuestro nuevo monstruo de las galletas). Es tanta su ansia que está reclamando las "galletas" a Google, Yahoo y Msn. Msn y Yahoo ya han dicho que no tienen inconveniente en entregarlas, mientras Google resiste numantinamente y ahora tendrán que ser los tribunales quien decidan. Esperemos que la justicia no claudique y mi galleta no se la entregue a nadie sin mi consentimiento.
Las cookies radiografian tu personalidad: hábitos de consumo, preferencias, gustos, tendencias políticas, tendencias sexuales...todo, absolutamente todo. Imaginemos estas en manos de un... nuevo "Triki". No auguro nada bueno.

miércoles, enero 11, 2006

(re) Descubriendo blogs


En este mundo de los blogs que parecen haber sido poseidos, bien por una velocidad de escape donde nada permanece, bien por el olvido quedando congelados en el tiempo, este blog de Autonautas hace gala de un estatismo en el diseño, pero dinámico, flexible y vital en el contenido, espero.
Gracias Jose Luis por tu mención en tu blog eCuaderno.

lunes, enero 09, 2006

Xanadu


El hipertexto se dice que es una red de nodos o bloques de texto relacionados entre sí mediante enlaces electrónicos.
La idea de una "escritura no secuencial", articulada de forma que permite recorridos transversales, se debe al norteamericano Theodor Nelson.
En 1965 Nelson acuño el término hipertexto y lo definio como "un cuerpo de material escrito o pictórico interconectado en una forma compleja que no puede ser representado en forma conveniente haciendo uso de papel".
Con la formación (aparición) de la Word Wide Web en los 90, este tipo de escritura se pudo materializar pero mientras tanto Nelson imaginó su propio proyecto hipertextual. Lo bautizó con el nombre de Xanadu, el escenario donde transcurre el famoso poema de Coleridge "Kubla Khan" (1816). El proyecto de Nelson serviría para compensar las obras extraviadas, destruidas u olvidadas. Xanadu sería una biblioteca digital en la que gracias a las nuevas posibilidades del hipertexto, se protegerian del olvido todos los trabajos jamás publicados.


Hoy, después de 15 años de desarrollo de la WWW, sabemos que esta también olvida, que todos los nodos y servidores interconectados a modo de neuronas, también envejecen. Un ejemplo: el pasado 11-03-2004 escribí un post sobre el atentado del 11-M titulado "El sueño de la razón produce monstruos". En él hice un enlace a un especial sobre el mismo del periodico El Pais. Si al día de hoy intentas entrar en dicho enlace, este es el mensaje.

Ya ves, la WWW también olvida y quizá sea la peor forma de olvido. Mi propio blog esta expuesto a varios olvidos: al mio propio, al de la poca gente que me visita, al de google que es el servidor donde se aloja esta pequeña memoria. Suerte que todo este blog, haciendo caso del panhispánico bitácora(palabra mucho mas bella), la tengo en cuadernos de toda la vida que envejecerán conmigo.

domingo, enero 08, 2006

No sé


Es el título de una novela de Eusebio Garcia Luengo, nacido en Puebla de Alcocer(Badajoz).
De este libro me atrajo... no sé.

jueves, enero 05, 2006

Los 10 del viernes


Blog-pocket weblog que fue galardonada en los premios de Bitacoras.com del 2004 como Mejor Bitacora Veterana, hace una pequeña mención (que a mí me parece enorme) del Club de los Autonautas en su sección "Los 10 del viernes".
Sinceramente, gracias.