domingo, enero 21, 2018

QUIJOTE-SANCHO

     Desde que me han obligado a parar, he andado justamente el camino contrario a Don Quijote. He descubierto la superficialidad de las cosas y las personas, la inutilidad de muchas y la esterilidad de casi todo lo que hacemos. He visto con claridad la falsedad de la publicidad comercial y política que nos atrofia y distrae. Por fin, no tengo miedo a manifestar algo que ya intuía: que el consumidor es entrenado para olvidarse de si mismo y volverse otro. ¿He vivido un tiempo falso y ahora por fin fluye el tiempo de Don Quijote?
     Uno de mis Quijotes, lo compré en Toledo un 3 de abril de 1994. Cervantes, un lector despreocupado que un día se encontró un montón de papeles viejos en un mercado de Toledo y los llevo a traducir, permitiéndonos así leer las aventuras del memorable caballero. ¡Qué coincidencia!
     Cervantes escribió el Quijote con 57 años.