viernes, abril 29, 2005

Esencias

Uno va por el mundo mirando acá y acullá, se va forjando un caracter, seguro de sus inseguridades e inseguro de sus certezas.

Así yo:
  • Como Monterroso, elogio la brevedad.
  • Como Quinto Fabio Máximo, soy un demorador.
  • Como Adriano, sueño con una aquiescencia más secreta o una buena voluntad más flexible.
  • Como Papini, soy un lector hedonista, siempre me ha movido la dicha de leer, no un apremio de exámenes.
  • Como Cortazar, juego con la materia de la que estamos hechos, el tiempo.
  • Como Macedonio, huyo de asistir al final de mis escritos, por lo qué antes de ello los termino.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que todos debemos proteger y asegurar nuestras comunicaciones, por eso, te invito a que pongas como enlace la página Red.es (www.red.es) en la que aconsejan cómo mantener tu equipo sin troyanos, virus o espías y además, te dan software gratuito de gran eficacia... que es de lo que se trata.

Un saludo. Y cuidado con el PHISING y el teléfono.

Anónimo dijo...

Errático, como el viento.
Mordaz, como una dentellada.
Ilusiorio, como la verdad.
Leal, como la sombra.
Incendiario, como un ensayo.
Obsceno, como el espejo.

Anónimo dijo...

No miento al reconocer que nada he leído de MONTERROSO, QUINTO FABIO MÁXIMO, ADRIANO, PAPINI, CORTÁZAR o MACEDONIO, salvo que sirviera la excusa de algún fragmento de sus obras, fuera del contexto o dentro de una reseña o libro ajeno.

Sentado esto, es obvio que el padre (si molesta el uso genérico, añadan a continuación: "o la madre") de esta página BLOG utiliza la visión que del tiempo tiene cada uno de ellos, para autorretratarse.

Pese a lo recurrente del tema nadie lo agota y, en esta ocasión, posturas en principio encontradas se complementan para dibujar al autor/a de este BLOG.

Acaso porque el tiempo no es sino un instrumento de la vida que ésta moldea conforme a las antitéticas circunstancias que la constriñen o elevan, no veo mayor contradicción que la que espeja mi rostro con el paso del tiempo.

Aveg Emiaj

Anónimo dijo...

Discutíamos sobre el fuero especial de los parlamentarios. En verdad, mal se compadece con el derecho a la igualdad consagrado en el 14 CE. Al hilo discutíamos, confundiendo inviolabilidad con inmunidad y no encontrábamos nuestras posturas. Puede que no sean tan encontradas y que, sencillamente, incidiéramos en distintas acepciones. Ya se sabe, la riqueza del lenguaje es ubérrima y sus matices infinitos, lo que obliga a separarnos y, también, a descubrir una misma realidad en distintos campos.
Baste decir, si el debate aún continúa, que lo que viene a ser reconocida como la mejor doctrina aboga por la erradicación de la inmunidad (que sólo opera en el ámbito penal, no en el civil), sencillamente por el abusivo y corporativista uso que de ella se ha hecho, tanto para no acceder al suplicatorio cuando se ha querido enjuiciar a uno de los nuestros, como para subir al cadalso público a un parlamentario honesto. Sin embargo, la inviolabilidad se mantiene, aunque se reconozca su espurio uso en la historia constitucionalista reciente.