viernes, abril 09, 2010

Prevaricación

Extracto de una entrevista a Gomez de Liaño en 1998, cuando Garzón acusaba de prevaricación, de conspiración para la prevaricación y de inducción a la prevaricación a Gomez de Liaño y cuatro amigos más.





GenXXI: El capítulo más amargo de su libro es el dedicado a su antiguo amigo Garzón. ¿Le ha llegado alguna respuesta suya? ¿a qué achaca su cambio de actitud?

G. L.: No, ni una sola queja, ni una sola reclamación, ni dulce ni enojosa, no ha habido nada, que me conste. Respecto a lo segundo, yo creo que debe ser algo patológico. Me lo decía un buen amigo, el juez Navarro, por cierto, el mejor amigo de Garzón y el mayor maestro que tuvo Garzón, todo lo que Garzón puede saber sin duda se lo ha enseñado Joaquín Navarro, y los acontecimientos últimos demuestran que tampoco se ha comportado con enorme lealtad respecto a él. En mi caso, lo único que tengo es tristeza, amargura, pena, lástima, me parece que la amistad es como el amor, a veces se trunca, yo me conformo con que no me tiren piedras desde el otro lado. En este caso me han tirado más que piedras pero no tiene mayor importancia. Digo lo de patológico con toda consideración y respeto porque, al parecer, va en su comportamiento de vida. Dicen las crónicas que uno de los mayores traicionados fue el propio Presidente del gobierno, Felipe González, que llevó a Baltasar Garzón como número dos de la lista por Madrid y cuentan también esas crónicas que el sr. Garzón utilizó su jurisdicción para vengarse del sr. González, no lo sé, cuentan las crónicas, parece ser que algo de cierto debe haber. Pero recientemente también ha hecho una fechoría con otra compañera de la Audiencia, Teresa Palacios, revocando una resolución que esta mujer había tomado en plena jurisdicción; también, no hace mucho, acusó a un juez de Valencia insinuando que había cometido prevaricación... en fin, debe ser un hombre de escasa estabilidad emocional, o afectiva.


GenXXI: En el auto que hace Garzón denunciando una conspiración, él también quedaba en una situación extraña...


G. L.: Fue tremebundo, aquel auto fue tremebundo... Aquel auto acusaba de prevaricación, de conspiración para la prevaricación y de inducción a la prevaricación precisamente a las personas que habían sido más amigas suyas. A Ignacio Gordillo, a Márquez de Prado, a Antonio García Trevijano, a Joaquín Navarro, a mí. Una cosa tremenda. Yo no sé qué le pudo pasar, ni sé lo que le está pasando, pero nos colocó, indebidamente, injustamente, en las puertas del Tribunal Supremo a seis de sus mejores amigos. Algo debió de ocurrirle.

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