domingo, diciembre 11, 2011

Viajar! Perder países!

Viajar! Perder países! 
Ser outro constantemente, 
Por a alma não ter raízes 
De viver de ver somente! 

Não pertencer nem a mim! 
Ir em frente, ir a seguir 
A ausência de ter um fim, 
E a ânsia de o conseguir! 

Viajar assim é viagem. 
Mas faço-o sem ter de meu 
Mais que o sonho da passagem. 
O resto é só terra e céu.


¡Viajar! ¡Perder paises! 
¡Ser otro constantemente, 
Por el alma no tener raices 
De vivir viendo solamente! 

¡No pertenecer ni a mí! 
¡Ir al frente, ir siguiendo 
La ausencia de tener un fin, 
Y el ansia de conseguirlo! 

Viajar así es viaje. 
Mas hágolo sin tener de mí 
Más que el sueño del pasaje. 
El resto es sólo tierra y cielo.


(Fernando Pessoa)

domingo, junio 19, 2011

Estar o vivir en la nube

Con esta expresión nos referíamos y no siempre en tono admirativo, a esos seres despistados, soñadores, que no se apercibían de la realidad. Cuantas veces el profesor reclamaba nuestra atención poniéndonos en evidencia delante de los demás con esta expresión.
Los tiempos cambian, las personas cambian, la tecnología no descansa, en ocasiones su "velocidad de escape" es difícil de asumir.
La tecnología es un "ente" con vida propia, con sus propias reglas y quien nos las acepte y acate, pues simplemente se queda fuera, es decir, una gran tirana.
Hoy, el que no esté, no viva en la nube es el despistado, el romántico, el que no se apercibe de la realidad.
Como cambia el cuento.
¡¡El mundo al revés!!

jueves, junio 16, 2011

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente
exaltante,
más se palpita y se sigue más acá de la consciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
que golpea las tinieblas.

Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades;
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades,
amorosas crueldades.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto
para ser y tanto somos, dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno,
Estamos tocando el fondo,
estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural para los neutrales
que lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido,
partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mi a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto y canto y cantando más allá de mis penas
de mis penas personales,
me ensancho, me ensancho.

Quiero daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso, con técnica que puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España,
a España en sus aceros.

No es una poesía gota a gota pensada,
No es un bello producto. No es un fruto
perfecto,
es lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejen
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un
adorno.
Estamos tocando el fondo,
Estamos tocando el fondo.



Serrat interpreta este tema musicado por Paco Ibáñez sobre un poema de Gabriel Celaya.



miércoles, mayo 18, 2011

¡Que me quiten lo bailao!

¿Por qué habremos elegido esta canción para que nos represente en Eurovisión? ¿Les estaremos lanzando un mensaje a Europa, a Trichet, al FMI, al BCE? ¿Nos estaremos consolando?

Todos sabemos o entendemos el significado de esta expresión tan nuestra, y está claro que lo "bailao" no nos lo van a quitar (no pueden), pero sí que nos pueden robar el futuro de nuestros hijos.
Aunque con esta expresión pretendamos sacar pecho y sentirnos triunfadores, hay en ella algo oscuro: ¿al son de que tambor hemos "bailao"?, ¿quién tocaba el tambor?, ¿quién sigue tocando el tambor?, ¿podremos dejar de bailar al son de su tambor?.

GIANNI RODARI escribió unos cuentos para un programa radiofónico en Italia que se titulaba "Cuentos para jugar", que fue emitido en los años 1969-1970.
Lo original de esos 22 cuentos es que tienen tres finales diferentes para que elijamos el que más nos guste y si no nos gusta ninguno pues inventamos uno nuevo.
En uno de esos cuentos que se titula el "Tamborilero mágico", hay un tambor que cuando se empieza a tocar los que lo escuchan no pueden dejar de bailar.
En el primer final el tamborilero utiliza esa magia para hacer fortuna robando a las gentes mientras no pueden dejar de bailar.
En el segundo final, utiliza su tambor con generosidad y echa mano de él siempre que se trata de impedir un acto de prepotencia, una injusticia, un abuso. Por el camino encuentra tantas arbitrariedades que nunca consigue llegar a casa. Pero de todas formas está contento y piensa: "Mi casa estará donde pueda hacer el bien con mi tambor".
En el tercer final, mientras anda el tamborilero piensa: "extraño encantamiento y extraño tambor". Investigando cómo funciona el encantamiento, hace un agujero en la piel del tambor y cuando lo vuelve a tocar, el hechizo ya no funciona.
¿Vais a creerlo? El tamborilero está más contento así.

A nosotros nos ha tocado el primer final, pero como víctimas. Europa nos tocó el tambor hechizado con la ayuda inestimable de nuestros "queridísmos gobernantes", pero... ¡que nos quiten lo "bailao"! es nuestro consuelo.
Pobre consuelo.
Decidido, el 22 de Mayo los voy a botar a todos.

sábado, mayo 07, 2011

Campana Vespertina

 Vendrán más años malos
y nos harán más ciegos;
vendrán más años ciegos
y nos harán más malos.

 Vendrán más años tristes
y nos harán más fríos
y nos harán más secos
y nos harán más torvos.


Rafael Sánchez Ferlosio.

martes, abril 19, 2011

El lado nocturno de la vida

La enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadanía más cara. A todos, al nacer, nos otorgan una doble ciudadanía, la del reino de los sanos y la del reino de los enfermos. Y aunque preferimos usar el pasaporte bueno, tarde o temprano cada uno de nosotros se ve obligado a identificarse, al menos por un tiempo, como ciudadano de aquel otro lugar.

Susan Sontag.

domingo, abril 17, 2011

Pre-Lectura

Un libro tradicional, si no se quema, si no se destruye,  puede tener muchas vidas. Mi experiencia con un e-Reader ha sido bastante decepcionante y eso hizo que me apresurase a vaticinar que el libro tradicional no desaparecería nunca. Sigo creyendo que el e-Reader tiene que evolucionar mucho. Mi interacción con un formato de 6,5 pulgadas ha sido frustrante; te permite aumentar el tamaño de las letras, pero entonces no tengo una visión global del libro, ni de la página. Leer, no es solo seguir una secuencia de letras, sílabas, palabras. Antes de la lectura, está la pre lectura que consiste en ver el libro, su cuerpo, su diseño, su olor, su tacto, su desgaste e incluso las notas de su anterior propietario. Más tarde ojeamos el libro, vemos su distribución, su índice, su prólogo, su prefacio, su epílogo. Por último y después de esos instantes apasionantes, entramos en materia, saboreamos su contenido, buscamos la comunión.


Marta Eugenia Rodríguez de la Torre, nos dice que nuestro cerebro necesita comunicarse con el mundo exterior, y que la manera que tiene de hacerlo es mediante los sentidos. Por ello es tan importante educar los sentidos antes de enseñar conocimientos o conceptos.

Y yo pregunto: ¿Con el e-Reader, no estaremos atrofiando una parte de nuestros sentidos, no estaremos eliminando una parte importante de la manera de comunicarnos con el mundo exterior?

El sexo virtual será estupendo, pero ¿se puede igualar al contacto físico, donde todos los sentidos juegan un papel?

martes, marzo 29, 2011

17.166

Sigo coleccionando "ayeres",  "ayeres" que sean imborrables.
GIANNI RODARI, dijo que "las amistades de los dieciseis años son las que dejan las señales más profundas en la vida", y yo le creo.
Ahora un sabio consejo de Henri Beyle: "Adíos, amigo lector: procura no malgastar tu vida en odiar y en temer"

sábado, marzo 26, 2011

A propósito de viajes y viajeros

LOS VIAJES―como el amor, los hijos, la amistad, los libros, la música, las películas, etc.― habrían de tener algún elemento decisivo en nuestra vida: ser imborrables y no reducirse a simples postales fotográficas para el álbum turístico de nuestra vanidad viajera. Hay viajes y hay consecuencias.
Es injusto y torpe generalizar pero ―por lo que toca a los viajes y a los viajeros― habría que preguntarnos por qué hay tanta profundidad vital en no-viajeros y poco viajeros, como Kant y Montaigne, y por qué hay tan enorme frivolidad en una legión de viajeros frecuentes y turistas compulsivos, que viven obsesionados, un día sí y otro también, por ir hacia nuevos rumbos y caminar nuevos caminos para luego venir a contar que vieron esto y aquello, pero que siguen insatisfechos, porque mañana o la próxima semana, o el mes siguiente, abordarán avión, tren, autobús, barco o automóvil para ir otra vez por el mundo y luego otra vez regresar a contar otra vez lo que allá vieron.
A mi juicio, la respuesta es muy simple: porque los primeros viajaron al centro de sus vidas y, con ello, al centro más profundo de la humanidad, mientras que los segundos (esos turistas compulsos y convulsos) no conocen casi absolutamente nada de sí mismos a cambio de haber hollado toda la banal periferia que juzgan centralidad, en una especie de provincianismo cosmopolita o exotismo provinciano.
Antes de querer conocer el mundo habría que comenzar por intentar conocernos a nosotros mismos. Pero ello exige más dedicación y más afán que llenar las maletas y comprar un billete.
El día que, encerrados en nuestro particular Königsberg, tengamos siquiera una mínima noción de quiénes somos, podremos, tal vez, conocer algo del mundo y de los demás. De otro modo, sólo sabremos de paisajes exóticos.
El viaje hacia nosotros mismos puede enseñarnos mucho más que mil caminos y destinos periféricos. Es una pena ―pero también una alegría― que sea la enfermedad la que nos brinde, a veces, esta oportunidad de viaje.

Preámbulo del libro "Escritura y melancolía" de Juan Domingo Argüelles en Ediciones Fórcola.