miércoles, enero 06, 2010

SOBRE LOS TRES REYES

El rey de los daneses tenía devoción por los tres reyes que, siguiendo una estrella, vinieron desde Oriente a Jerusalén y ofrecieron regalos a Cristo nacido, y los invoca en su ayuda. Así pues, habiendo marchado el citado rey en compañia de un gran séquito a Colonia, donde se conservan con el debido honor los sacrosantos cuerpos, les ofreció tres coronas dignas de rey primorosamente cinceladas por un orfebre. Además distribuyó con gran devoción a las iglesias y a los pobres más de seis mil monedas, proporcionando allí mismo al pueblo fiel un ejemplo de su fe. Un día, sin embargo, cuando de regreso a su casa se había entregado al descanso, he aquí que vio en sueños cómo los tres reyes, desfilando ante sí con las coronas que les había ofrecido sobres sus cabezas, se acercaban a él envueltos en una gran luz y oía decir a cada uno de ellos por separado lo siguiente. ´Hermano mío`, dijo el primero y más anciano, ´viniste felizmente, pero regresarás más feliz aún a tu casa`. ´Distribuiste muchas cosas`, dijo el segundo, ´pero te llevarás contigo más aún`. ´Hermano mío`, dijo finalamente el tercero, ´has puesto de manifiesto tu fe, por lo que, cumplidos veintitres años, reinarás sin interrupción con nosotros en el cielo`. Dijo, de nuevo, el primero, a la vez que le ofrecía una cajita llena de oro: ´Recibe el tesoro de la sabiduria gracias a la cual juzgarás con justicia al pueblo del que eres soberano, pues el honor del rey ama la justicia`. El segundo le ofreció una cajita con mirra, diciendo: ´Recibe la mirra de la penitencia con la que también refrenarás los impulsos desordenados de la carne, pues reina bien quien se gobierna bien a sí mismo`. El tercero le ofreció igualmente una cajita llena de incienso, diciendole: ´Recibe el incienso de la devoción y de la clemencia devota por medio de la cual aliviarás a los desgraciados, pues de la misma manera que el rocío riega la hierba para que crezca, así la dulce clemencia del rey sube y se exalta hasta las estrellas`. Impresionado el rey por la grandeza de la visión, se desperto súbitamente y vio las cajitas colocadas a su lado y aceptó contento el regalo de Dios. Cuando regresó a su casa, dio cumplimiento devotamente a lo que había visto en el sueño. Cumplido el plazo de tiempo antedicho, mereció poseer los reinos celestiales.

Tub.3125; Speculum exemplorum, atribuido a Aegidus AURIFABER,, Haganeu, Henricus Bran, 1519, dist. 9, nº 192; Magnum speculum exemplorum, compilación de Ioan MAIOR, Duaci, Baltazaris Belleri, 1614, Reges tres, nº 1, p. 705.

DE GESTA ROMANORUM EDITORIAL AKAL.

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